Continuemos
hablando de libertad.
Cuando la
libertad son tan solo palabras.
Imagínate que vives en España en el año 1990, como individuo
se te reconoce la libertad de expresión, pero…, ¿Posees la facultad para
expresar tu opinión?
El tema de poseer opinión lo trataremos en otra ocasión.
Ahora centrémonos en contestar la anterior pregunta. Para poder ejercer tu
derecho debes tener la capacidad de acceder a una imprenta, a una radio, a la
televisión o cualquier otro medio que sea capaz de satisfacerlo. Llegados a
este punto ya empezamos a entrever lo complicado de hacer llegar tus ideas a la
luz pública. Posees sin duda la libertad
de expresarte, sin embargo, es difícil conseguir hacerlo. Tienes la libertad de
hacerlo, pero careces de los medios “para” hacerlo. Según algunos filósofos la
libertad “de” es negativa, siendo solo positiva la libertad “para”.
A pesar que hoy en día afortunadamente parece que, gracias a
las nuevas tecnologías, sí que es posible hacer llegar tu pensamiento a todo el
mundo, esto es relativamente cierto, ya que hoy por hoy los grandes medios de
comunicación pertenecen a las corporaciones, y son estos los creadores de
opinión que gozan de amplia difusión, y lo que es peor de mayor credibilidad.
Sería como comparar la capacidad de expresión individual con
aquella que se ejerce en las dictaduras mediante el uso de máquinas de
impresión de octavillas. Y de todas formas si opinamos del elenco de ideas del
sistema, seguimos estando inmersos en la ideología de este, y sí, este nos
otorga “libertades” pero no libertad, nos otorga conocimientos, pero no el
conocimiento del desconocimiento. ¿Cómo acceder a la verdad desde un sistema
social que la simula?, ¿Cómo se accede al pensamiento libre hallándonos inmersos
en la manipulación?
© Abufalia (Ángel navarro batista) 2016
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