El Sol recorre su trazado alzándose lentamente en una mañana
de diciembre. Desaparecida la conexión vampírica, es agradable la persiana
alzada. La luz es ahora un abrazo de calidez prometida. Olvidada la fuerza del
verano, reducida ahora a molestos recuerdos. Han pasado unos malos días. El Sol
invita con su atmosfera cálida a un abrazo y paseo. Salgo pues al encuentro sin
dilación. Una promesa química de apaciguamiento con euforia. Tras mucho
deambular con creciente dolor generalizado, nada, una farmacia no tiene, otra
tiene, pero no puedo pagar con tarjeta por mala conexión. Nada aquí, nada allá.
El regreso es inminente y al mismo tiempo es una conquista. Sin saber, acabo de
cambiar de conciencia al asumir la derrota de las promesas farmacológicas. Me
encuentro bien ahora; no me duele nada.
Más adelante es la confirmación del puro desconocimiento.
Una bolsita de marihuana y un trocito de hachís, para culminar una papelina con
restos de cocaína. En el suelo, al lado de un automóvil. Lo recojo y guardo
todo. Parece que a pesar de todo estará presente la farmacología. Ya no era
perentoria ahora mismo, pero se agradece su presencia gratuita.
He pasado dos horas buscando farmacias. Es un juego
conseguir productos controlados por la moral y la fuerza o poder.
Tras años de práctica se llegan a unas curiosas
conclusiones. Y se adquiere una metodología rayana en la perfección, en cuanto
a la tipología del dispensador, el iniciado, el chamán que puede proporcionarte
el soma.
De momento los he dividido en tres tipos:
-
El moralista. Este drogata no se va a comer
nada. O receta o nada.
-
El dependiente. La receta no es un medicamento
controlado, aunque si regulado. No pasa nada.
-
El dueño A. Sin receta no puedo.
-
El dueño B. Sin receta no puedo, pero…
-
El dueño C. ¿Algo más?
¿Decir que la mayoría de los negacionistas a dispensar sin
receta, son propensos a ceder mediante ingeniería social? ¿Hace más buenas a
las personas?
¿Cómo puedo demostrarme a mí mismo responsabilidad si la ley
me lo impide? No soy libre.
¿Responsabilidad solo para ellos? Para ello. Qué más da.
Vampiro no retornes. Todos los alcaloides estimulan
receptores y liberan neurotransmisores cruzados. ¿Por qué no comprar una
botellita de cava del barato? Y vino pasable. No soporto muy bien la mezcla
cannabica mas alcohol, pero esa puntita de cocaína presuntamente de mala
calidad, ha resultado ser estimulante. Presumo la presencia de cafeína cristal más
cocaína. De todas maneras, ha sido la responsable de este testimonio.
Me dice el vino y el cava que ellos también han intervenido,
y es justo reconocerlo.
Muchos actores. ¿Muchos actores? Es posible. Pero tan solo
hay un actuante. ¿O es una falacia? Claro, no son actores. Aunque parecen
actores. En realidad, son desencadenantes. ¿Los estados de ánimo? Una tormenta electroquímica.
Si son desencadenantes.
Pues eso. Un relato de fiestas borrachas de cualquier porquería.
Abufalia © Ángel Navarro Batista diciembre 20017
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