Sueños, cerebro y consciencia.
El sueño de Juan está volviéndose cada vez más brillante.
Los colores se incrementan y parecen pugnar en extenderse más allá de sus
límites. Se produce el cruce entre las dos representaciones de la realidad. Se
despierta todavía inmerso en etéreos recuerdos que se obstinan en alejarse. Es
tan costoso seguir el hilo del relato onírico. Cuando ocurren portentos en el
transcurrir de las acciones que experimenta el soñante, y muchas veces el
soñado.
Es el soñado porque está creado por el durmiente. Por eso al
verse en un espejo no es su rostro. Sin embargo, ese conocimiento es tan fugaz.
Es él, pero en otra forma de ser y estar. Incluso en ocasiones recuerda quién
fue. ¡Pero, es todo tan fugaz en fantasía!
El Sol; que deslizó haces de luz por las rendijas de las
persianas, está ahora recorriendo la cara de Juan. Ya despierto del todo, pero
con el interés todavía en el relato onírico. Se pregunta si ha entendido el
símbolo. Basta un débil ruido en alguna parte, para olvidar completamente lo
soñado.
Una fina lluvia ameniza las calzadas y tejados. Es tan
superficial que por un momento evoca recuerdos en Juan. Aquellas lluvias de los
sueños que no mojan. La posibilidad de respirar bajo el agua. El cambio casi
instantáneo de escenario, de lugar, de persona, de relato.
Ya cesó el simulacro de lluvia y las gotas en el suelo, se
secan y se pierde su recuerdo.
Carmen está algo inquieta. Se decide a preparar una tisana
de menta con tila. Llenará con presteza el cazo de comida para la gata. Debe
salir a unas compras. La calle está ya seca. Un poco de barro en el techo del
vehículo es el único testimonio de un agua sucia.
Se mira en el espejo sin mucha fijeza; se ha sentido últimamente
un tanto etérea, o vaporosa; aunque no lo suficiente para armonizar o ecualizar
los sentidos. Las sensaciones que nos hace recordar la posesión del propio órgano
al doler; sensación o consciencia. Primero unos neurotransmisores que inhiben
la acetilcolina. Cambios de polaridad sinápticos con bombardeo de receptores
que morirán sobre estimulados. Esa cosa
que llamamos mente no se entera de estos procesos que parten del cerebro. El
dolor persistente es visto, así como si algo hace mal la llamada mente, o
consciencia; y en su desconocimiento ahonda y sigue en su despropósito.
Existen tal vez dos formas no fácilmente reconciliables que
configuran la consciencia. Y una de ellas es dueña de la fábrica fármaco-química
y eléctrica. El cerebro es el dueño junto con el estómago, que es la gran fábrica.
Elige sin embargo el pañuelo verde y la gorra negra como si
importara. Claro que importa piensa Carmen tras cerrar la puerta de casa. El
aire fresco trae aromas de los alrededores. Muchos pinos y pequeñas
elevaciones, dibujan el lugar. El mar está a 3Km tal vez.
A Carmen le encanta pisar el acelerador, sin embargo, es responsable.
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Llama a la puerta de Juan. El lugar está rodeado de pinos
donde corretean nocturnos los jabalís y sus crías. Y el atardecer está
acompañado por los canticos de algunos pájaros.
-
Hola Carmen. Intercambian dos besos y Juan la
acompaña hasta la salita.
-
Tienes pinta de haberte levantado hace muy poco
Juan.
-
Así es Carmen. Veras he tenido un sueño muy estrambótico.
No es que sea un sueño inhabitual. Es bastante común. Consiste en que en el
sueño te miras al espejo, pero no ves tu cara. Y sin embargo te reconoces en
esa imagen. Sabes sin la menor duda que eres tú.
-
Cosas de los sueños Juan. Yo también ando a
vueltas de comprender cuanto de mi hay en realidad y que cosa es.
-
Ya sabes el cerebro. Causa cierta risa la
afirmación de la ciencia de ser capaces de trasladar la consciencia a un
ordenador. Sobre todo, porque no saben que es. O peor, estos creen que basta
con reproducir un cerebro. Algo que harán en un futuro con técnicas TAC y
laser. Pero la consciencia, el yo. Eso no lo determina tan solo el cerebro,
sino también sus enlaces bioquímicos. Es decir, su configuración determina el
funcionamiento de una consciencia. Puede disponer de muchos receptores dopaminicos
y serotoninicos, así como endorfinicos y ser feliz. Tener una carencia o un
aumento y tener un problema grave.
-
Vaya, Carmen. Si es un rollo esto. Me retorna la
imagen de mi sueño. Donde me miro al espejo y al verme reflejado me reconozco,
aunque no tiene mi apariencia, sé que soy yo.
Abufalia ©Ángel navarro batista 11/01/2018
Nunca me comentáis nada, pero yo lo digo:
Tal vez siga este
relato que me agradaría fuera de ciencia ficción o fantasía, fantaciencia.
¿Interesa un
relato largo? Gracias por vuestra atención.
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