jueves, 2 de diciembre de 2021

Trozos de algo.

 






2/12/2021 

 

Ya la Navidad tan cerca; me entra la tentación de dejarme llevar por esta vestimenta  peculiar de las calles en estas fechas. Las luces omnipresentes reinando en la atención consciente o no del paseante. Debo parar la música porque distrae la conexión. Ahora es más real lo tangible. El zumbido del ventilador; tan familiar.  

Al crear un texto o una idea se “conecta” con ciertos estados de ánimoY siempre la percepción juega un importante papel. Y no tan solo a nivel de impresiones Kantianas, sino también del manejo de estas por la consciencia, o de su influjo. Usar consciencia y YO es confuso. Tal vez debamos pensar en esos términos categoriales como discontinuos. La consciencia duerme. El yo es un abanico de estados de consciencia. Y la sociedad como tal conglomerado homogéneo ¿existe Realmente? O es una creación que ahora se ha vuelto recreación, al haber perdido sus raíces. Del árbol de Navidad pasamos al Papa Noel y de este a Halloween. La televisión y cada vez más internet son los elementos conformadores. Que no formadores.  

Sin embargo, huelga salir y caminar, y mirar. Tal vez tomar algo en un bar lo más cutre posible. Para entablar conversación con el personaje más excéntrico. Ya que no opondrá muchas reservas.  

Puedo aún pensar en Esther, y en Ruth. Esther de mirada azul marina según la luz y la hora. Descansa en paz siendo tan joven. Apenas 20 años y se marchó al viaje desconocido. Se perdieron los versos y se mantienen los recuerdos, de amor. Ruth no se de ella. Seguirá conquistando corazones con su encanto y libertad. Besos mi amiga querida. Isa quien sabe dónde le llevaron sus deseos de sensualidad y libertad; buscando su identidad. Ya todo permanece en aquellas emociones que intelectualizamos como recuerdos. Miles de redes neurales funcionando a la vez. Olores y colores; sensaciones. Voltajes cambiando en las neuronas y degradando la “información”. Los astrofísicos hablan de información. De perder o no información el Cosmos. En los agujeros negros. Perder el tiempo es lo que hacen.  

Todos siempre estamos “perdiendo” tiempo ya que vamos al futuro, eso los más racionales y la gente común lo saben. Otros menos racionales y más conceptuales hablan de progreso y desarrollo.  

Se perciben esas notas de color en las calles, en lo verde girado a marrón o rojo, o rosa. El aire huele a tierra y las nubes obscuras reinan sobre la superficie. Y de nuevo ese voltaje llamado memoria intenta crear “medio” imágenes y formas imperfectas, rellenadas con el amor y la admiración.  Esa frescura de la juventud y la inexperiencia en todo. Con ellas era tan fácil “sintonizar” con el sentimiento de plenitud. De compañerismo y caricias “robadas”. Se vive por y para él otro y el tiempo se hace eterno. La próxima vez es posible que sea de otra manera todo. Y si no la hay, ya la hubo. Aún hoy no recuerdo que ocurrió tras tomar medio cartón cada uno en un bosque. Pero seguimos viéndonos hasta que se unió a la llamada inefable del destino. Muy poco tiempo después. Tan poco tiempo. Que debería maldecirlo y desterrarlo a mil agujeros negros. Pero no existe culpable en el destino. Si tragedia. 

 

Ángel  

Trozos de algo. 





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