jueves, 2 de junio de 2022

Amor de Otoño en verano

 Amor de Otoño en Verano y pérdida de mi único amigo.





La conocí cuando la tormenta estaba estable, el viento ya era una suave cadencia de ondas cálidas. El Sol brillaba entre nubes blanquecinas mientras gaviotas danzaban al viento, oteando el barco de indefinida bandera. Así arribé a costa sin sufrir daños por el coral, ni por el viento ya domado. La costa cercana con de tintes del mediterráneo. Cercanas montañas a la playa, vegetación perenne de púas verdes. Hojas pequeñas enrolladas en lianas. Té de roca para despertar alerta, crece parsimonioso entre las piedras, los Pinos y el cielo.  

El Puerto activo y lleno de actividad. Rudos marinos y no menos curtidos capataces. Pasaportes y consigna. Firma de documentos arcaicos. Fue poco a poco, levantando la vista. Sus ojos brillan en el Puente, tras la rueda del Timón. La máquina de centrifugar a la derecha, Incluso al girarse siguen sus ojos brillando, dejando una estela de color castaño. Su voz es como el sonido de la arena movida con una mano, sobre cartón.  

Resultó sencillo encontrar los mapas perdidos, pues no estaban perdidos, estaban olvidados. La Bitácora preparada a registrar nuevas singladuras. Transcurren los días. El corazón algo perdido tanto tiempo, parece desear atención. Fijándose donde no debía y pintando de colores fachadas completas hechas de humo, deberá conformarse con el recuerdo de Perséfone. Como gaviota me acerco a las corrientes de aire muy calientes, te empujan hacia la altura planeando. Estas arriba y ves la superficie tan lejos. La ves tan hermosa vestida de reflejos del mar, la imaginas marina, mirada dulce de caramelo lento y sabor divino. Recuerdas como te imaginan los vientos. Como de mal puede tratarte el mar si se enoja. Como de mal puedes estar por un simple pensamiento. Un simple deseo de aquello solo imaginable. Me sentía feliz y este sentimiento me trajo el creer en mí. Me enseñó que estabas detrás del Timón, la mirada brillante. La centrifugadora quieta. Las cajas vacías sobre la mesa con blíster de 5mg de 10 mg.  

Pero 0currió. Yo mismo no me lo puedo creer. Intentaré apartar de mi mente lo que no es alcanzable. De momento me complazco en sufrir y soñar. Que no perezcan los sueños. Que no muera el color. No tan deprisa... 

 

Mi amigo rata también me ha dejado. Le debo unas palabras.  

Vivir y navegar es tan parecido. Intentar seguir pintando paredes de humo es complicado, el color no permanece.  

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