memorias2

 

Te vi en un autobús en Gavà. Creo que eras tú, puede que no. Paró en mi parada y estuviste a medio metro de mi. Te observé con interés para ver si volteabas. Los recuerdos se agolpaban en la mente. Hablo de ti Merchy, la galleguita psiquiatra y loca. Jugaste con mis sentimientos y con mi mente. Me robaste mis libretas de poesía y narraciones. Mis diarios y todo mis escritos. Jugaste, te burlaste y pasó lo que pasó. Pero como puedes ver no me destruiste. Si pasé años al filo de la realidad, bueno sigo en el lado liminal, pero con los pies en el suelo. Ahora soy más poderoso y sin haberte conocido, no lo seria. Es algo tan extraño. Despreciamos algunas experiencias por molestas, por crueles. Sin embargo van a ser esas las vivencias que te van a permitir crecer. Ahora entiendo porqué yo me veía reflejado en Diego, tú hijo. El era como yo de niño. El es sin embargo siniestro y yo no. Ahora se que soy como tu hijo. Se muchas cosas que no hubiera podido averiguar sin tu intrusión en mi vida. Las personas que fui conociendo después, tan extrañas como yo mismo. No me interesa ya la técnica tanto. Mi mente me ayudo a salir de ese pozo. El propio cuadro psicótico que viví no es el típico de voces amenazantes. Era una narración, una explicación de la realidad. Me presentaba esta como un concepto puramente abstracto. Cosa que aún comparto. Me mostro la no linealidad temporal. El concepto de consciencia y la construcción del Ser que percibe la realidad. La realidad como interpretación. Incluso el acto que terminó llevándome a la cárcel, era necesario. Me encontraba perdido en mi propia casa. Me perdía en la calle fácilmente y debía mantener en la mente que acción iba a realizar. Como comprar tabaco, ya que lo olvidaba. Asi aprendí cosas de mi que no sabia. No te odio. Sabes que no puedo. Te desprecio. Tan solo siempre tendré un agradable recuerdo de tu hija Vero. Vero y Diego, los extremos de la campana de Gauss. Diego, tu también eres un imbécil. Verónica solo tú te salvas. Te mando un beso muy sincero.

Ángel