Cuando te planteas que es posible no vivas más de 5 años, se te ocurren tantas cosas. Eso tras haber vivido ya 67 años. Que tampoco está tan mal.
Aunque tratándose de experimentar cosas, de vivir, de sentir el tiempo siempre nos parecerá escaso. Nos acordaremos del tiempo desperdiciado en rutinas caprichosas o capciosas. En repeticiones de actos que no nos dejan avanzar ni aprender. Esas rutinas que parece vienen implícitas en el tipo de vida que llevamos, hemos elegido o simplemente lo hacemos por presión social. He dicho que te planteas y en realidad no eres tú quien plantea nada. Son las circunstancias de vivir. Es la verdad, ya que viene envuelta la noticia en tecnicismos médicos. Uno mismo por si mismo no suele plantearse esas cosas. Yo no pensaba en la muerte sino como algo que les ocurre a los demás. Y somos testigos de estos acontecimientos, un amigo que muere, los abuelos, los padres. Y si a veces pensamos en ella, en la muerte, pero siempre de manera filosófica, nunca practica. Pienso un día moriré. Ahora tienes ese conocimiento en forma de papeles, de pruebas medicas, científicas. Y lo sientes tan cercano tan veraz. Y es solo entonces que todo adquiere un tinte diferente.
Te planteas qué debes hacer con ese tiempo que ahora se percibe como un regalo. ¿Extraño, verdad?. Un regalo, ya que te proporciona una visión nueva y seguramente mas autentica que la que creías tener. Ahora tienes la certeza de que vas a morir.
Sientes el mundo, la vida, la realidad bajo otro prisma. Ya las acciones mundanas carecen de la fuerza de atracción que poseían. Si la vida, la realidad se encuentran en la mente y sus interpretaciones, estas mismas ( interpretaciones) precisas, deseas, necesitas sean tan amplias como sea posible aceptar. El trascender lo cotidiano y convertirlo en algo realmente trascendental debe ser la meta a perseguir, y a conocer.
Y eso es algo complicado ya que se trata de vencer la inercia de toda una vida, de la sociedad, de aquello que un día era, o parecía ser importante.
Y es justamente ahora cuando merece la pena esforzarse más si cabe en entender, en aceptar otras realidades mas profundas, y menos convencionales. Habrá quien se reencontrará con Dios. Otros con lo espiritual, incluso lo místico. Otros no sé que harán, pero a nadie va a dejar indiferente.
Ta la proxima.
Ángel navarro batista
(c) Abufalia 11/08/25
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