Cuando los pensamientos desbordan lo que puede ser conocido,
se desata una lucha de control, para atar y sesgar impresiones que tracen caminos
de libertad. La libertad se gana en templos que exigen dolor.
El espíritu precisa del temple sufriente que busca redención
en nublosas consignas que la ciencia social establece como prohibidas. Nunca en
épocas pasadas la búsqueda creó tantos esclavos angustiados en su (falta de)
libertad, como en esta época tangencial rebosante de semántica inclusiva. El
todo es bueno desemboca en pesadillas de incluir lo que excluye en la vida
cotidiana, hasta conquistarla mediante el discurso vacilante de lo correcto.
Libertad como responsabilidad y medio de afirmación de
aquello que, sin estar presente, tiene la capacidad de ser. La capacidad de
crear y otorgar conciencia de ser. El derecho de estar algún día por el mero
hecho de ser pensado y creído en algún lugar cualquiera.
(C) Ángel navarro batista
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentar