Noche trémula de agonía sin pesar, entre almas vaga la ¿mía, buscando no se qué cosa...?. La noche me llama, me despierta, me desvela el porvenír, y yo ni caso. Qué pueden decir ya no dicho.
El autobús una letanía de cofrades, autobusus sin destino final pasan, a mi lado, renqueando su música antigua, cansada, aburrida, de metal y sin sangre.
Trás miles de engaños, de despistes de no sé qué cosas. Arriba el 69 con destino a la mentira, a dispersar ese amor. Viaje cómodo. Demasiado. Tampoco esperaba nada.
Os desprecio, comerciantes.
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