Alternaba minutos de sol pujante venciendo las oscuras nubes, con minutos de pesadumbre entre estas nubes ocultando su brillo. La brisa aumentó hasta ser un pujante viento que hacia ondular los objetos en su dirección. La bolsa de la compra pendulaba de mi mano mientras intentaba vencer la fuerza de su empuje. Tras unos metros el cielo se abrió mostrando un sol blanco que extendia sus rayos creando mosaicos de color sobre las arboledas, el parque se encontraba de festejo de cumpleaños, con sus banderolas, su comida y bebida. Grupos de niños jugando con la naturaleza, inmersos en el verde y marrón, entre esparragos y setas silvestres. Llegan los recuerdos de mi infancia mientras observo absorto la lenta bajada del sol. Cuando deambulaba entre el trigo, el maiz y las innumerables viñas que cercaban la estación de tren.
Recordé una ocasión en que la lluvia nos mojaba en un campo de patatas, mientras a escasos metros el seco y polvoriento suelo parecia envidiar este agua. Eran aquellos, tiempos de tiempo sin tiempo. De carretas y caballos, y asnos. De vino natural que no me quitaba la sed. De Masias y titulos. Sin televisión, y en blanco y negro cuando arribó a las casas grises. De la colada tendida oliendo a jabón, a rutina.
Ya es de noche en las calles y el frio empieza a bajar de la atmosfera tocando el suelo de Gavà. El apremiante deseo de poder dormir. Un tanto insano ya que es pensamiento de derrota, de abandono. Ya ejecuté mi punto de vista sobre la metadona. Deseo pronta solución sobre este particular ya que es calidad de vida para mi.
De momento, la mente acelerada pide descanso.
Sin embargo escribír estas reflexiones parecen tener en mi mente un efecto apaciguador, Siento tener la presión arterial alta, siempre la he tenido alta, ya de niño siempre he dado 180-170. Sin embargo en esta ocasión he llegado casi a 200. Intentaré beber lo máximo posible. No debería pero he tomado Whisqui con agua y azucar, para aumentar la somnolencia.
Cuando se busca el sueño para evadir la cotidianeidad, se tiene un problema. En mi busqueda de la identidad, de la consciencia, de la percepción y la percepción alterada. He hayado alguna respuesta, y la falta de libertad, el determinismo se me aparece con una sonrisa malvada.
Y la soledad, parece acompañar a quien se busca, a si mismo, si es posible eso. Un cuerpo cuya totalidad es renovado cada cierto tiempo, o años. Hablamos de la consciencia, del Yo, de una configuración de recuerdos, o memoría con una continuidad, una evolución en el tiempo. Ya he escrito sobre esto. Mi percepción sobre mi mismo de la actualidad no tiene nada que ver con la que poseia al tener 16 años. Etc. Es decir la propia percepción de uno mismo cambia con el tiempo.
Mis dos ratitas son como bolitas de algodón, una caritas de bebe con esa nariz de botón diminuto. La hembra ya debe estar embarazada.
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