martes, 15 de noviembre de 2022

Día 15/11

 


Salió a la calle tras cerrar la puerta con cuidado, siempre tenía la impresión de dañar la estructura de esta si no acompañaba con su mano, su recorrido de metal, no acababa de comprender las prisas de esos vecinos que cierran con un portazo, sentía su malestar pasar al aire de la estancia esparciendo su queja por todo el ala del edificio, como si tras ese ruido pudieran alejar su condición de esclavos sin dueño, esclavos de si mismos y sus prisas. El día moría sin agonía ni dignidad su carrusel de horas. El cielo estaba en color purpura rodeado de nubes grises y rosas, rojizas y moradas. Hora indeterminada como las 7 horas de la tarde, o las 8h. La calle con la iluminación aún tenue, con una Luna brillante y distante, con la sensación de no terminar de pertenecer a ningún lugar, y sin embargo de alguna extraña manera se encontraba enraizado aqui. La familiareidad de algunas caras, de las avenidas y los puestos de frutas y verduras. Los supermercados, las tiendas, las largas calles que siempre conducian al mismo recorrido erratico, en ocasiones con los ojos entornados o languidos, entonando en la mente alguna tonada de Pink Floyd, de Massiel...

Caminando con fervor infantil sobre los bordes de las aceras, a la extrema derecha del transito peatonal, sorteando árboles y mierdas de perro. Más que andar pareciera bailar sobre los railes de la acera, con el movimiento de sus brazos como un director de orquesta, un brujo aprendiz o un niño harían. 

El olor de cada distrito en ocasiones era notable, tal como hoy lo ha sido, los algarrobos y pinares a la salida del piso, a tierra mezcla de musgo, hojas muertas y el hedor a gasolina cerca de la carretera que delimita lo vivo de lo artificial. Pasar esta y te encuentras el polideportivo, el correo, el ayuntamiento y la biblioteca. Y todo el derroche de luces y gentes, de caminos y horas. De haceres poco resplandecientes que terminan a estas horas. Desparramando las almas a realizar sus compras, a pasear sus perros y sus hijos si los tienen.

Pronto llegará Navidad y sus atuendos, sus colores y su tradición descendente en aras de lo anglo. Perdimos la identidad también en aras de la modernidad, comprando y aceptando una democracia americana, falsa libertad que todos adoran sin saber que cosa es ser libre. Libre como el humo del opio recien aspirado, que crea este relato, se huele su olor a verde, ya la última dosis consumida. Es extraño el efecto del opio, nunca lo habia probado. Me lo dió un chaval como dije, lo he probado oral mezclado con whisky calentado hasta casi perder el alcohol, bebido tiene un gusto amargo. Fumado es más inmediato el efecto, aunque lo clasifico debil. También he de añadir mi ignorancia sobre su uso. Podía haberlo convertido en morfina muy facilmente, pero deseaba consumirlo como mis ancestros lo hacian. 

Paliar el dolor ¿existencial?. No se si eso es posible con exogenos dificiles de conseguir, o mejor dicho de mantener. 

Llego a una de las avenidas mas largas de la ciudad, comunica el arbolado alto del Milenni de Gavà con Viladecans. Es una carretera donde en ocasiones he regresado en sueños, y sigo haciendolo todavia ahora. Transcurre su longitudinal camino, el mismo polideportivo pero sin biblioteca ni ayuntamiento. Con su Consum y sus parques, con sus bordes árbolados y con floridas macetas. Es agradable su recorrido, cruzando gentes de todo tipo que en ocasiones miran mi deambular, erratico, entre los árboles, caminando sobre el extremo de la acera con movimientos de funambolo pero sin su barra de madera. En ocasiones noto como me miran de reojo algunos hombres y mujeres. Por mis broncas con el banco y las putas tiendas que pretenden estafarte. No se que concepto deben tener de mis actos, pero si se que otras personas al igual que yo, han denunciado estos actos. 

Me sorprendió gratamente una vecina del bloque por lo que me dijo. Y aún ahora sonrio. Sonreir, ahora mismo lo hago por el opio y el alcohol. O mejor dicho con el opio y el alcohol, pq amigos no me agrada nada la droga. Es tan dificil esto de explicar y más aún de ser comprendido, que no lo hago ni pretendo, excepto citar para que conste. Ni yo mismo puedo explicar que he hecho. Incluso ni lo que he sentido, que ha sido mucho y que ahora ya no es nada. Desapareció aquella luz dorada que iluminaba el amor nunca sentido. Desapareció toda vida del alma y se encogió el espiritu para caber en su tumba recien cavada. 





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