Este pasado verano que hoy parece más lejano que ayer, por el frio que ya empieza a hacer. Me recuerda ahora un incidente en un bar donde me encontraba sentado, hablando con mi amigo y vecino. Cuando de repente y sin mediar a cuento. Apareció de la nada, asi me lo pareció por la rápida intrusión, un individuo de unos 30 años, de raza. Si raza afroamericana, quien blandiendo una silla de metal, me dijo algo que no llegué a entender y seguidamente me agredió con ella. Me golpeó tan fuerte que me dolió más de dos meses las costillas, aunque no me rompió ninguna. Por fortuna no me caí ni atonté al no darme en la cabeza, o si me dió ni me enteré. Agarré otra silla para defenderme y se marchó cobardemente. Este cabrón si que me hizo daño, la madre que lo trajo al mundo. Por fortuna ya ahora estoy bien. Aunque sigo preguntandome qué cosa debió ocurrirle.
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