lunes, 29 de agosto de 2022

No Para Hadas











Pedir a la noche mostrar alguna dirección mágica nueva, debe ser posible de nuevo. A pesar de no ser visible o reconocible desde aquí. Una polilla nocturna bien grande sería una señal muy buena. No hacer nada es otra opción. Parece ser lo sugerido, lo real. Estancado en el momento en que desearías levantar el vuelo y dibujar el terreno desde arriba. Bajar al valle que se extiende hasta llegar al mar, rodeado por la carretera serpenteante, de maleza y espárragos, de robellón y moras, para conocer su contorno marino, sus aromas de plantas mediterráneas. De pronto de nuevo prisa. Siempre esa prisa, que en ocasiones nos viaja en dirección contraria. Y si nos damos cuenta del error, cambiar de dirección, volver al inicio. Siempre estamos en un inicio. El inicio del inicio, el inicio de un final. El final de algo que ni tan siquiera inició, excepto en la imaginación; real inicio de todo lo imaginable y posible. Pensaba al principiar a pensar otra concepción de la cognición, y mientras aprendía a aceptar la posibilidad de existencia de otra materialidad paralela, en forma de discontinuidad temporal, que no sería fácilmente detectada por la forma en que se presentaba al observador. Es ahora la sensación de no avanzar quien se presenta, se muestra. A su lado la templanza, un buen golpe. Un pago no anulado negligentemente. A la vista el resultado de interpretar los hechos según creencias. Error y error. Me siento tan torpe por todo ello. Y continúo pidiendo acelerar. No hay nada que acelerar por no existir un destino definido con claridad, debe volver a ser creado de nuevo, pero re- creado. Encontrar la verdad no debería ser difícil. Lo cierto, lo real, es energético. Sin embargo, no es fácil distinguir de lo ideal, lo deseado. Ya que igualmente posee energía, tú propia energía, usada en tú propio engaño. Bien, vivir es esto, es comprobar las cosas que damos por sentadas. Comprobar que al salir lloviendo me mojaré. Incluso con paraguas puedo llegar a mojarme un poco. Esa prisa en tantos ámbitos, comentando a veces cosas absurdas en medios académicos, rectificando al volver a mirar, sintiéndome mal y estúpido.  

Nada que buscar pues en la noche, ni en polillas o geometrías estelares ideales. Noto un poco el dolor en el chichón. Si, me habla, y a ti también te habla. Es el lenguaje de la realidad, que son nuestras consecuencias, actos y conclusiones totalmente falsas o equívocas de las cosas. El fundamento del fundamento en las leyes. El relámpago con truenos y centellas en el firmamento, mostrando lo oculto por la oscuridad breves instantes, dándoles sensación de moverse a los objetos tras él, como visto lejano tras una cortina de fuego y llamas, viéndolo trémulo y confuso. El retumbar aún en los oídos y el pecho hinchado de aire. Debe el viento llegar tan lejos, y ni siquiera ha partido en su carrera. Las nubes ya dejaron su color y peso caer hace tiempo. Y la vieja vegetación bebió su esencia extendiendo su color, hasta subir por rocas y peñascos, llenando de vida y frescor el espacio ocupado. Donde corretean pequeñas lagartijas y se enroscan gusanos. Crecen pequeñas flores y cactus de afiladas hojas. Las hadas pueden habitar espacios no existentes en la tierra. No buscar entre flores o piedras, no están allí. No están en ninguna parte, excepto los cuentos para niños, para soñar. Para dibujar ideales de bellezas místicas, de rasgos exóticos y sensuales, o crear músicas para el espíritu igualmente excelsas.  

No se debe tratar de entender nada pues, sino de encontrar el equilibrio real. No se pierde el ímpetu como una frenada, si la fuerza que se le oponga no es igual o superior. Se pierde energía por supuesto. Sin embargo, consideremos que es esta energía psíquica. No proviene de ingerir alimentos o sustancias con propiedades energéticas. Esta energía provenía de una creencia, de una emoción. Y alimentó a su vez otra creencia más pragmática denominada actitud. Al mismo tiempo que se restablecía una neuro química. Coincidiendo con el placer intelectual de haber hallado un propósito doble, la auto realización y el atisbo de otro propósito, quien sabe si comprendido, de “verme” en el otro en lugar de reflejarlo.  

 

 

 

 

No puedo dar palabras a este pensamiento todavía, porque desvirtuaría el significado, que no entiendo. Generalmente nunca entiendo nada. En ocasiones, al terminar supuestamente algo, puedo intuir. Me equivoco mucho cuando peco de creer poseer todos los datos. Emito malos designios. Creo todavía que las personas puedan actuar como yo lo haría. Tras mil veces no aprendo la lección, aunque cada vez la tomando más en consideración. Tengo presente que no pensamos igual. Yo haría esto, pero ellos no. Ya este hecho me ha pasado tantas veces que ya lo considero ahora mucho más, le doy importancia. Pienso, yo haría esto. Este no lo hará porque no ve su importancia. Y esto es una desventaja. Por otro lado, difícilmente me engañará si no lo deseo yo mismo. Podría ahora salir a pasear por estos caminos maravillosos, plenos de vida, olores, y aves conocidas. Podría imaginar un rito no demasiado estrambótico. Algo lo suficientemente inocente para realizar a última hora de la tarde, principio de la noche. El Crepúsculo decía D Juan es la raja de los mundos. Creo ver el humor satírico de Carlos Castaneda en esta frase. Carlos el antropólogo, psicólogo y filosofo.   Encontrareis en mi mucho de él, al menos buena parte de la esencia primera. Al igual que LSD y Nietzsche, y otros que me olvido. Porque en síntesis hablo sobre todo de paciencia.  Cierta persona con odio en la mirada me proponía no hace tanto, “trabajar” la impulsividad. Me lo decía con sus constantes metabólicas, altamente alteradas hacia altos niveles de cortisol, entre otros adrenérgicos. Pero el paciente era yo curiosamente, yo había cursado el síndrome con anterioridad y ella lo manifestaba in situ. Discontinuidad dentro de lo continuo. A todo se irá llegando, tiempo y paciencia. Y un plan de acción. Esto me acerca más al estoicismo otra vez. Bien, aunque sea por un periodo será tomado en cuenta.  

Si es preciso no trabajar en escritura, o no hacer nada. Se tendrá todo en cuenta. Hacer lo que se pueda y lo que no, pues nada. 

Quería escribir una historia sobre hadas y algo que fuera bonito, con mucha magia y color, con mucha música semántica. Y me sale esto. No quiero comprender nada, ni que me afecte nada. Al menos en según qué grados. Pero tan fácil es escribir como volver a errar, si te giras y al llover ves un camino de arena. Que resultan ser arenas movedizas al pisar, No antes. Esto es importante tener en cuenta. Además, está ahora la humedad muy arriba, cambiando de nuevo el color entre el azul blanquecino y el azul ceniza. Livianas franjas carmesí siendo engullidas por nubes de lluvia y vientos. No es buena noche para un cuento de hadas. Se mojarían y no les agrada en los tiempos de mundanos paraguas de metal. 

 

29/08/2022 

Ángel Navarro Batista © 

Abufalia © 


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